Nuestros genes determinan las características de nuestra piel, su evolución y su proceso de envejecimiento. No obstante, los factores externos como el clima, la polución o el estilo de vida de cada persona como un descanso inadecuado, el estrés, el consumo de tabaco, una dieta inadecuada o los malos hábitos cosméticos, entre otros, afectan también el estado de la piel y pueden acelerar su envejecimiento.
Es por todo ello que es necesario que sea un especialista quien haga un diagnóstico médico del estado de la piel, así como la prescripción individualizada de los cuidados adecuados para mantener una piel saludable, mejorar su calidad y apariencia, favorecer su luminosidad e hidratación, y prevenir o tratar su envejecimiento. Para conseguirlo de forma efectiva, es ideal la prescripción de un profesional.
De este modo, como médicos, creemos en la importancia de la personalización del tratamiento para el cuidado diario de nuestra piel.
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